Adán y Eva IV
-Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti.
Las
hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de
entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. ¿Por qué? Te he visto a
ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que
tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas?
Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es
tranquila y tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo
todo sin aflicción, sin risas.
¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron , pues, de mi costado,
no me
dueles?
Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me
envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo,
sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo.
Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches
nos
salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a
crecer como el día.
Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no
has de
darme nunca.
¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver,
como un
tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve.
Adán y eva V
Mira, ésta es nuestra casa, éste nuestro techo. Contra la
lluvia, contra el sol, contra la noche, la hice. La cueva no se mueve y siempre
hay
animales que quieren entrar. Aquí es distinto, nosotros también
somos
distintos.
-¿Distintos porque nos defendemos, Adán? Creo que somos más
débiles.
-Somos distintos porque queremos cambiar. Somos mejores.
-A mí no me gusta ser mejor. Creo que estamos perdiendo algo.
Nos
estamos apartando del viento. Entre todos los de la tierra vamos
a ser
extraños. Recuerdo la primera piel que me echaste encima: me
quitaste mi piel, la hiciste inútil. Vamos a terminar por ser distintos de las
estrellas y ya no entenderemos a los árboles.
-Es que tenemos uno que se llama espíritu.
-Cada vez tenemos más miedo, Adán.
-Verás. Conoceremos. No importa que nuestro cuerpo...
-¿Nuestro cuerpo?
-...esté más delgado. Somos inteligentes. Podemos más.
-¿Qué te pasa? Aquella vez te sentaste bajo el árbol de la mala
sombra y te dolía la cabeza. ¿Has vuelto? Te voy a enterrar hasta las rodillas
otra vez.
Adán y Eva VIII
-Hace tres días salió Adán y no ha vuelto. Ay, yo era feliz, yo
era feliz.
He tenido miedo, no he podido dormir.
Estoy sola, ¿Por qué no regresa? Salí a buscarlo pero él no
estaba, lo
llamé. Me asusta la noche, ¿qué puedo hacer sin él? Todo es muy
grande, muy largo, sin rumbo. Estoy perdida, rodeada de cosas
extrañas, ¿por qué no vuelve ya?
Adán, Adán, Adán, se va a apagar el fuego, me voy a apagar yo, y
tú
no vuelves. ¡Qué vas a encontrar?
Y Eva se ha quedado dormida. Y estaba dormida cuando llegó Adán.
Adán llegó cansado pero no descansó. Se puso a mirarla, y la
estuvo
mirando por primera vez.
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