10.24.2012

Honorables profesiones,


Toda profesión puede ser honorable, hasta la literaria, si se le puede llamar a eso profesión. ¡Honorable! Por desgracia la mayoría de los literatos no lo son. ¡Gente sin amor al oficio! Lo único que buscan es el poder que les confieren sus fotografías al aparecer en la prensa. Cuando lleno un formulario, jamás se me ocurre llenar el espacio dedicado a la profesión con la palabreja "escritor", ni siquiera "editor", sino "librero". La considero una actividad más noble y limpia. Por regla general, el librero no odia a sus compañeros de profesión. El escritor sí. Mueve cielo y tierra para cerrarles el paso. Se dedica a desprestigiarlos, a hacer llover sobre ellos mares de inmundicia, toneles de carroña, cubos de escoria ¡Vil mierda, señor, si es que uno ha de llamar al fin a las cosas por su nombre!
 Sergio Pitol
El desfile del amor
Capítulo VI El mismo que canta y baila
Personaje Balmorán

fragmentos

Ella afirmaba que toda obra se sostenía en unos cuantos fragmentos en que el idioma vivía o irradiaba luz sobre el cañamazo lingüístico. Esos trozos lo eran todo. Su suma constituía la literatura de la nación. Eran los pasajes que no requerían de notas ni acotaciones para su disfrute, aunque algunos o muchos de los vocablos nos fueran desconocidos. 
Sergio Pitol
El desfile del amor
Capítulo V Ida Werfel habla con su hija