7.06.2011

10 de agosto del 48.

Tú no lo entiendes. Es preciso decirte, como a otras, las cosas en orden y cortésmente. Porque te ofendes. Porque no puede uno ser completamente lo que es, íntegramente el que es, libre, sin ropajes, sin fórmulas. Hay que estar recordando constantemente que eres la novia, la muchacha de la promesa. Torpe el que te considera como suya, mujer a la que se puede decir el amor, las variaciones del amor, desnudamente. Torpe yo, que he querido hacerte a mi modo, a la manera de mi corazón para que fuéramos uno solo en el mismo dolor, sólo uno en la misma alegría, sin límites, desconociendo la palabra último.
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